José Antonio Rey Serrano

José Antonio Rey Serrano
1.966. Abogado.

jueves, 17 de diciembre de 2009

RUEGO A LA IGLESIA CATÓLICA

Hoy se ha aprobado por el Congreso de los Diputados la Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Dicha ley se publicará en el BOE, por orden y mandato del Rey de España, Juan Carlos I, quien mandará a todos los españoles cumplir con la misma.

Se ha hablado mucho sobre el hecho de que aquellos diputados que hayan votado a favor de lo que en definitiva es la legalización del aborto libre en España, deben ser excomulgados, apartados de la Iglesia Católica o considerados como “públicos pecadores”, circunstancia ésta que les impediría tomar la Sagrada Comunión.

Pero nada se ha dicho a propósito de la situación en la que se coloca aquella persona, desdela más alta representación del Estado, que ordena a todos los españoles que cumplan con una ley inmoral, injusta y que contraviene no sólo los preceptos de la Iglesia, sino los más elementales principios del Derecho Natural y que ni siquiera reconoce el derecho a la objeción de conciencia de todos y cada uno de los profesionales y empleados de la sanidad pública, quienes, en su mayoría han mostrado su disconformidad con la misma.

Como no espero otra cosa que la sanción Real de esta inmoralidad, y una vez que se consume, le pido a Su Santidad, a los altos Dignatarios de la Iglesia Católica, a los Cardenales y a los Obispos, a los Religiosos y Religiosas, a los Curas y a los Párrocos, que no sólo se les niegue la Comunión a aquellos que han votado, o que muestren públicamente su conformidad con la aprobación de la ley, o incluso que faciliten su aplicación y desarrollo, así como también, y por supuesto, a aquellos que la usen para abortar, sino que con mayor razón hay que negarle la comunión, y cualesquiera otros privilegios o consideraciones que, por razón de su cargo tenga, al Rey de España, Jefe del Estado, quien no ha tenido la valentía suficiente, faltando una vez más a sus juramentos y como depositario de una Tradición y vinculación de la Monarquía Española a la Santa Fe, como para negarse a suscribir tan inmoral texto legal, y a mayor abundamiento, ordenar su publicación y cumplimiento por parte de los españoles.

La posición pública que ocupa el Jefe del Estado, Don Juan Carlos de Borbón y Borbón, en el presente caso, le harán acreedor de un especial reproche moral, siendo merecedor, por tanto, de un mayor castigo o penitencia, pues mayor es la gravedad de su acto que la de un simple voto o manifestación pública de cualquier otra persona.

Difícilmente se puede compatibilizar su posición y actuación, desde mi punto de vista cobarde e inmoral, con el desempeño u ostentación de algunos de los títulos que posee, como por ejemplo el de Rey de Jerusalén y miembro o Maestre de Órdenes secularmente vinculadas a la Iglesia Católica, por lo que por parte del Papa, y no de forma puramente simbólica, considero que debería no sólo relegársele a la calificación, posición, estado o situación de “público pecador”, sino que debería procederse a retirarle cualesquiera consideraciones, privilegios, títulos u honores de carácter Católico, inherentes al título de Rey de España.

El Rey de España juró el día 22 de noviembre de 1.975. Y en ese juramento, cuando accedió a la Jefatura del Estado como sucesor del General Franco, se comprometió a ser fiel a unos principios. Ya ha perjurado en varias ocasiones. Esta sería una buena oportunidad para recuperar su dignidad, negándose a suscribir tan infame disposición legal, y al mismo tiempo reconciliarse con gran parte de la sociedad española harta ya de sus frivolidades, conveniencias e insustancialidades.

Si no lo hace, que no lo hará, a buen seguro que Dios se lo demandará.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Doy por hecho que el Váticano procederá con el Rey de la misma forma que haga con los diputados. Amos, digo yo, de no ser así, pues de otra cosa que tendré, por dignidad, que "desapuntarme".